Purificador de agua
¿Qué otros contaminantes elimina la ósmosis inversa?

La ósmosis inversa (OI) es famosa por su alta eficacia en el rechazo de sales y sólidos disueltos totales (TDS), pero sus membranas semipermeables van mucho más allá. Gracias a su estructura de poro ultrafino retiene una amplia variedad de contaminantes, proporcionando agua de alta pureza apta para aplicaciones industriales, farmacéuticas y de laboratorio.
Primero, la ósmosis inversa elimina la materia orgánica disuelta, incluyendo compuestos que afectan el sabor, olor y color del agua. Sustancias como ácidos húmicos, fenoles y compuestos orgánicos volátiles (COV) quedan retenidas en la corriente de rechazo, reduciendo la necesidad de procesos de carbón activado posteriores.
Segundo, la ósmosis inversa es muy eficaz contra metales pesados. Iones de plomo, arsénico, mercurio, cadmio y cobre presentan tamaños iónicos mayores que el poro de la membrana, por lo que su rechazo supera habitualmente el 95–99 %. Esto protege equipos y, en aplicaciones de agua potable, evita riesgos para la salud humana.
Tercero, uno de los beneficios menos conocidos es la eliminación de microorganismos. Bacterias, algas y protozoos, con tamaños entre 0,2 y 2 µm, no atraviesan la membrana, garantizando un permeado prácticamente libre de patógenos. Aunque la OI no inactiva virus tan pequeños como 0,02 µm con la misma eficacia, suele combinarse con una etapa de desinfección UV para total seguridad microbiológica.
Cuarto, la ósmosis inversa reduce la turbidez al retener partículas en suspensión, sólidos coloidales y sedimentos finos. Esto resulta especialmente útil como pretratamiento para sistemas de ultrafiltración o nanofiltración, mejorando la vida útil de los módulos posteriores.
Quinto, la OI actúa contra contaminantes emergentes: pesticidas, herbicidas, fármacos y residuos de desinfectantes (cloraminas, trihalometanos). Aunque su rechazo varía según la estructura molecular y la carga, en muchos casos supera el 80–90 %, contribuyendo a un agua más segura y libre de micropollutants.
Por último, la ósmosis inversa elimina compuestos poco habituales en tratamientos convencionales, como perfluoroalquilados (PFAS) y micotoxinas, cada vez más regulados por su persistencia y toxicidad.
En resumen, más allá del rechazo de sales y la reducción del TDS, la ósmosis inversa industrial filtra con gran eficacia:
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Materia orgánica y COV
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Metales pesados (plomo, arsénico, mercurio)
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Microorganismos (bacterias, algas)
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Partículas en suspensión y turbidez
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Contaminantes emergentes (pesticidas, fármacos, PFAS)
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Nutrientes inorgánicos (nitratos, fosfatos)
Combinar la ósmosis inversa con tecnologías complementarias (UV, carbón activado, EDI) garantiza un agua ultrapura que cumple con los estándares más exigentes de calidad y seguridad.
21 de Mayo, 2025